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martes, febrero 03, 2009

El poema más escuchado de la historia


Elizabeth Alexander fue la poeta más escuchada de la historia gracias a la audiencia global.

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- Elizabeth Alexander leyó el pasado 20 de enero el Canto de alabanza para el día, en ocasión del juramento de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica.

1. Ningún poeta en la historia de la humanidad leyó su obra ante tantas personas como Elizabeth Alexander.

2. “Su amigo Barack Obama la eligió para escribir y leer un poema en la jornada inaugural de su presidencia, el pasado 20 de enero, una tradición que empezó John F. Kennedy, que invitó a Robert Frost, y que Bill Clinton retomó con Maya Angelou y Miller Williams”, dice Ñ.

3. Alexander dijo que influyeron en el poema W. H. Auden, Gwendolyne Brooks, Robert Hayden y también la obra de Pablo Neruda.

4. En Washington y en todo el mundo, por televisión, millones de personas escucharon a Elizabeth Alexander, nacida hace 46 años de Nueva York e hija de uno de los colaboradores más estrechos del presidente Lyndon B. Johnson.

5. “En los próximos días Praise song for the day (Canto de alabanza para el día) se publicará en formato de libro. Y en marzo se publicará en español en Estados Unidos, en versión del chileno Rodrigo Rojas”, anticipa Ñ.

6. Alexander es autora de cuatro libros de poesía. Su última colección América Sublime fue uno de los tres libros finalistas para el premio Pulitzer.

K.


Canto de alabanza para el día

Por Elizabeth Alexander

Todos los días hacemos lo que tenemos que hacer; adelantamos, caminando, a los otros, mirándoles o sin mirarles, a punto de hablarles o hablando. Alrededor todo es ruido. Alrededor, todo es ruido y abrojos, espinas y estrépito, todos los ancestros en las lenguas que hablamos. Alguien cose un dobladillo, remienda un uniforme roto, parchea una llanta, repara las cosas que han de ser reparadas. Alguien trata de hacer música en algún lado, con cucharas de palo sobre un bidón de gasolina, con violonchelo, tambor, armónica, voz. Una mujer espera el autobús con su hijo. Un labrador vigila el cielo voluble. Un maestro dice: "Saquen los lápices, comiencen". Nos encontramos unos a otros en las palabras, mordaces o afectuosas, susurradas o declamadas, palabras que se evalúan, y se revalúan. Recorremos caminos polvorientos y autopistas que indican la determinación de algunos, y la de otros que dicen: "Necesito ver qué hay al otro lado. Sé que hay algo mejor más adelante".

Nos urge hallar un lugar donde nos sintamos a salvo. Caminamos hacia lo que aún no podemos ver. Dilo claro: muchos murieron para que este día llegara. Cantemos los nombres de los muertos que nos trajeron aquí, que colocaron los rieles del tren, levantaron los puentes, recolectaron el algodón y la lechuga, construyeron ladrillo a ladrillo los edificios relucientes que luego mantuvieron limpios, trabajando en sus pisos. Canto de alabanza para el esfuerzo, cántico para el día. Cántico para todos los carteles hechos a mano, para las expectativas soñadas en las mesas de la cocina. Algunos viven con el precepto: ama a tu prójimo como a ti mismo, otros anteponen no hacer daño, o no tomar más de lo necesario. ¿Y si la palabra más poderosa fuera amor?Amor que supere lo conyugal, lo filial, lo nacional, amor que irradie una oleada de claridades, amor que no se prevenga contra el sufrimiento. En el nítido brillo del día, en este cielo de invierno, cualquier cosa se puede lograr, cualquier frase se puede iniciar. En el umbral, en el margen, en la cúspide, cántico para avanzar hacia esa luz.

La iluminación pertenece a Guardian.co.uk



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