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jueves, enero 15, 2009

Otro poema made in Quiroga


Algo muy extraño nos atraviesa con su mirada desde alguna parte del espacio exterior: un agujero negro.

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- En esta industria verbal se intuye que Dios es humanamente infinito. Otrosí, “secos y fijos” en alguna parte de nuestro ser o del firmamento.

1. No ha pasado ni un día desde la infiltración de “El chip del poema futurista”, cuya firma corresponde a Juan Carlos Ramiro Quiroga (1962) y éste, nuevamente, manda otro sin título al blog K. para su extensión/expansión en la Red.

2. Tratase de uno creado en noviembre de 2006, tras varios himeneos con lo alto en una especie de affaire o encuentros cercanos del tercer tipo.

3. “No sabía cómo ver a Dios ni cómo darle palabras. Un agujero negro se acerca mucho a lo que estaba escudriñando en ese tiempo”, dijo el aeda.

K.




los ojos de dios son como los ojos de la lechuza
sin párpados, casi sin pestañas, poderoso iris de la oscuridad
henchidos de eternidad y fijos en la pelambre del hombre
que se pierde en la insignificancia del universo

imposibles de mirar como cuando se mira el eclipse solar
quemantes y ardientes por el sólo hecho de ser divinos
fríos y indiferentes por el sólo hecho de ser celestiales
inmensos y descomunales por el sólo hecho de ser omnipotentes

aterradoramente infinitos

oh cómo me duele mirar los ojos de dios
de noche cuando creo dormir
de día cuando creo despertar

oh cómo me conmueve mirar los ojos de dios
al atardecer cuando tomo sorbos de café
al amanecer cuando rebano trozos de queso

nada en este mundo se contrasta a esos ojos
que te miran “entrañablemente” desde la lontananza
ni la aurora boreal ni el techo de la ballena ni la lava volcánica

ojos que miran atentamente mi futuro y mi memoria
mi excremento mi saliva mi sangre y mis espermas
retazo a retazo segundo a segundo sin fallar en ningún instante

tiene un pico como un ave rapaz para sacar los ojos de los hombres
pero dios no se parece al águila imperial ni al buitre americano

tiene unas garras para destripar las entrañas hasta dejar sólo pellejo sobre pellejo
pero dios no se parece en nada a una hiena o al chacal de las praderas

los ojos de dios son infinitamente sin cuerpo sin nada
humanamente posibles para estos ojos que leen este poema

¿qué haré o qué haremos mi dios?

ya no soy ese hombre amigable y con amigos
sólo tengo los ojos secos y fijos en la inmensidad

¿qué haremos con este corazón?
ando ciego igual que los hombres roñosos

dichoso de no mirar la cara del hombre que me ve pasar al trabajo
dichoso de no saber nada más que de tus ojos

La Paz, 7 de noviembre de 2006


La iluminación inicial pertenece a El Tamiz.

Y el siguiente a Nathaniel York.



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