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miércoles, mayo 07, 2008

Boccanera se lleva el Premio Casa de América de Poesía


Jorge Boccanera, ganador del último certamen del Premio Casa de América de Poesía Americana.

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- También periodista, el poeta argentino se llevó el galardón de la octava edición del premio español de Poesía Americana con su libro Palma Real.

1. La obra de Boccanera se impuso por decisión mayoritaria del jurado, integrado por Juan Gelman, Julia Escobar, Luis García Montero, Jesús García Sánchez, Benjamín Prado, Imma Turbau y Anna María Rodríguez Arias, entre 272 manuscritos presentados al certamen, dice el portal de Casa América.

2. El jurado destacó la calidad literaria de una poesía muy rica estéticamente y muy exacta en el uso del vocabulario.

3. "Palma Real es un libro inédito que lo empecé a escribir en Costa Rica, en un paraje de bosques primarios, de selva y de ahí el título", dijo el autor, colaborador de la sección Cultura de la agencia noticiosa argentina Télam.

4. El monto que acompaña el premio asciende a 6.000 euros: unos 9.500 dólares.

5. El sitio de Casa de América exhibe en carácter primicial ocho poemas del ganador. El blog K. muestra uno de esos inéditos.

6. Boccanera nació en Bahía Blanca, 1952. Vivió 16 años entre México y Centroamérica. Actualmente vive entre Buenos Aires y San José de Costa Rica.

7. Ha escrito Los espantapájaros suicidas (1973), Contraseña (1976), Música de fagot y piernas de Victoria (1979), Poemas del tamaño de una naranja (1979), Los ojos del pájaro quemado (1980), Polvo para morder (1986), Sordomuda (1990) y Bestias en un hotel de paso (2002).

8. Poemas suyos han sido reunidos en compilaciones personales como Antología poética (1996), Zona de tolerancia (1998), Antología personal (2001), Poemas (2002), Servicios de insomnio (2005).

9. En 2007 salió en México el CD Jadeo del viaje, con una selección de poemas en su voz.


V

Por Jorge Boccanera

Yo respiro la selva, no lo ves pero yo la respiro,
y voy sujeto al humo de su cuerpo.
El vapor de sus nombres sube por las cañerías de
esta ciudad vieja.
Y respiro su sangre.
Aspiro la arboleda y es de un trago, con borbotones,
pelos de animal y cáscaras de fruta descompuesta.
Cosas que fueron otras se deshacen en el plateado de la
noche.
Son estrellas podridas que acunan con aullidos, con un
filo vidrioso y una piedra que duele a cualquier tacto.
Vivo en esa caverna sin paredes.
Entre sus inscripciones lo enmarañado tiene rostro, los
perfumes gozan su fugacidad eterna.
También en mi noche de cemento te respiro.
Agua insolente cruza debajo de mi almohada.

K.



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