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viernes, noviembre 23, 2007

“La literatura es siempre invento”, dice Maria Soledad Quiroga


“La poesía es una antigua práctica, es mi primer lenguaje, pero no es el único”, dice María Soledad Quiroga.

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- La autora de libros de cinco libros de poesía, ahora recorre los territorios del relato con “islas reunión”, un libro que fue publicado en 2006 por la Editorial Plural de la ciudad de La Paz, Bolivia.

- María Soledad Quiroga (Santiago de Chile, 1957) aceptó las preguntas del blog K. con la finalidad de entrever los posibles sentidos narrativos que marca su nuevo libro, acaso inédito en la tradición poética de su haber.

K.


“No intenté seguir la veta fantástica”

Blog K.: ¿"islas reunión" se sitúa en la herencia fantástica de Oscar Cerruto? ¿Está de acuerdo con esta observación?

María Soledad Quiroga: No puedo precisar cuál es la deuda de "islas reunión", seguramente es un libro heredero de muchas fuentes que van mezclando sus aguas sin que yo sea consciente de cuáles son las predominantes.

Me gusta mucho la poesía de Cerruto, la narrativa no tanto, y no advierto mayor parentesco con su obra. Por otra parte, no intenté seguir la veta fantástica –en general no escribo siguiendo un plan–, al escribir esos relatos me limité a seguir lo que la propia escritura me sugería, sin un objetivo claramente definido.

- ¿Los relatos de "islas reunión" son puros inventos en el estricto sentido de tales palabras?

Son puros inventos si asumimos la realidad como eso, como un “invento”, y el “invento” como real. No creo que exista una clara línea divisoria entre ambos. La literatura es siempre invento y es siempre realidad.

- Una vez finalizada la lectura de "islas reunión", uno tiene la seguridad que lo más importante es la palabra y la realidad está desplazada. ¿La palabra como realidad propia?

La palabra crea su propia realidad, es una realidad en sí misma; en ese sentido no creo que en islas reunión la realidad haya quedado desplazada.

Creo que me interesa el borde, esa zona que parece ambigua porque participa de lo real y también de lo fantástico, pero que es más bien la puerta, el dintel que permite transitar de un ámbito a otro. Ambos son reales y al mismo tiempo fantásticos, pero los identificamos de manera distinta y nos situamos en uno de ellos porque la ambivalencia no resulta cómoda.

- "El clasificador" es un bellísimo ejemplo narrativo de la otra realidad que crea la palabra. ¿Es posible leerla de otro modo?

Creo que este relato puede leerse a partir de las realidades que la palabra crea, de la palabra que contiene mundos, basta tocarla para que se abra en surtidor, en cascada, derramando siempre otras realidades. Esa es una posibilidad de lectura. Pero también puede seguirse otras pistas: la realidad reversible, es decir la realidad como una sustancia a la que puede dársele la vuelta, encontrando a uno y otro lado cosas sorprendentes, el carácter fantástico de la realidad.


“Soy casi monolingüe”

-¿Qué le motivó a escribir relatos, cuando su labor normal era escribir poesías?

La poesía es una antigua práctica, es mi primer lenguaje, pero no es el único. Ya hace años empecé a escribir algunas cosas en prosa, relatos, tal vez por la necesidad de transitar otros lenguajes. Creo que ocurre como con el idioma –lamentablemente soy casi monolingüe, mis conocimientos de otras lenguas son muy básicos, y siento que esto es una limitación muy grande, que necesitaría otras lenguas para situarme mejor en el mundo–, creo que del mismo modo necesito otras formas de escritura para expresarme, para expresar el carácter multiforme del mundo.

La poesía y la prosa son escrituras que corresponden a distintos momentos, durante muchos años yo estaba instalada en un registro poético, y en algún momento apareció lo otro, fue tomando forma sin que le prestara mucha atención y se mantuvo. Ahora estoy escribiendo algo en prosa que no sé aún qué será, si acabará siendo un relato largo o una novela corta, veremos a dónde me lleva.

-¿Qué encuentra en los relatos, que no halla en la poesía?

Mi escritura tiende a la síntesis, me cuesta mucho hacer desarrollos mayores, especialmente en la poesía. La narrativa abre para mí la posibilidad de dejar rodar el ovillo y de ponerme a correr detrás de el para ver hasta dónde llega, hasta dónde llego. Creo que esa posibilidad me seduce. Por otra parte, hay cosas que sólo puedo decirlas en un poema, y otras cosas que únicamente pueden expresarse a través de la prosa, es como si cada una tuviera su propio lenguaje y ambos me fueran necesarios.

Una preguntita de yapa:

-¿Qué poeta boliviano joven ha leído y merece ser comentado y leído por otro?

La verdad es que no he leído muchos poetas bolivianos nuevos –sé que hay mucha gente joven que está escribiendo y no dudo que habrá algunos buenos poetas– pero yo no los he encontrado. Seguramente tengo que leer más literatura nacional.

La iluminación inicial pertenece a ABI.



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