ClixSense

viernes, marzo 09, 2007

Hay grandes mujeres en Bolivia


La verdadera tricolor: las mujeres sostienen a las familias en El Alto.



- El ciudadano K. estuvo ayer atareado en varias encomiendas de su oficina y no subió ningún post debido a estas telarañas; pero se dio modos de azuzar a su colega Jenny Ybarnegaray para que dijera algo sustancioso sobre el Día Internacional de la Mujer.

- La celebración local y mundial de tan magna fecha no pasó de ser sólo pura pose, puro discurso, puro show mediático y puras florecitas en la que el ciudadano K. participó como la sonrisa del gato de Cheshire, porque más que todo ansiaba desaparecer y hacer ¡plop! en el aire.

- La ojeriza de Jenny a esta altura cuando el Día Internacional de la Mujer ya pasó puede parecer aguijones a destiempo, pero es bien sabido que en cuestiones de género lo mejor viene al final o después.

- El texto en forma de epístola de Jenny, posteado in extenso debajo de estas líneas, es una especie de apreciación de su itinerario femenino en los mares de la intransigencia y la indiferencia de Bolivia; pero también un maravilloso ejemplo de esas “afortunadas coincidencias del destino”.

K.


Una mujer cochabambina hace frente a la policía.


Querido K.:

Ante tu solicitud de decir “algo” por el “Día Internacional de la Mujer”, se me ocurren estas reflexiones:

1. Hace 5 años que trabajo exclusivamente en el tema de género, tiempo que me ha permitido involucrarme en las diversas problemáticas que hacen a las condiciones que viven y las posiciones que ocupan las mujeres en este país.

2. Me he involucrado en este tema por interés propio, pero también por esas “afortunadas coincidencias del destino” (Gloria Ardaya me invitó a trabajar en este proyecto hace cinco años).

3. He leído una pila de documentos, libros, artículos (seguramente no todo lo que se escribe y probablemente no todo lo mejor) en procura de una comprensión cabal del tema y he sido partícipe de algunos proyectos interesantes (y otros no tanto), así como de publicaciones referidas al tema.

4. He compartido alegrías y sinsabores con amigas y colegas en estos proyectos y he conocido muchas mujeres involucradas en el tema (¡hay de todo!)

5. He soñado con ver traducidos los esfuerzos en señales de avance algún día.

6. He recibido todo tipo de “apreciaciones” por el trabajo que realizo, desde la sonrisita burlona, casi imperceptible, de algunos/as incrédulos/as, pasando por bromas pesadas y estigmas inculcados, hasta algunas muestras de simpatía e interés.


El sometimiento de las mujeres en el área rural es de varias generaciones y apenas se vislumbra un cambio.

En consecuencia, a estas alturas del “juego”, ya puedo tener algunas cosas en claro:

1. Admiro a las mujeres luchadoras quienes, pese a todo, continúan bregando en la brecha que abre oportunidades a otras mujeres en todos los ámbitos de la vida pública; hay que tener convicción verdadera para seguir macheteando en medio del monte, cuando te das cuenta que habiendo avanzado un buen trozo del desbroce, te das vuelta y adviertes que la hierba ya ha crecido de nuevo allá donde nadie más se ha ocupado de limpiarla.

Moraleja 1: no hay caso de descuidarse, paso que avanzas, paso que requiere una mirada y una acción vigilante para no volver atrás.

2. Admiro a las mujeres que no se cansan de denunciar los atropellos propios y ajenos, sobre todo admiro a las mujeres víctimas de violencia que se atreven a denunciar a sus agresores, aunque las consecuencias resulten peores para ellas, porque no se ha visto hasta ahora (al menos yo no me he enterado) a ningún agresor en la cárcel, aún tratándose de violadores y asesinos.

Moraleja 2: la violencia contra las mujeres no es cosa de cuento, sucede todos los días, en todos los rincones de este planeta, una denuncia representa el sufrimiento de muchas más mujeres.

3. Admiro a las mujeres que, calladitas, cada día, sin aspavientos, trabajan en sus casas ocupándose de asegurar que a sus seres queridos no les falte lo necesario para empezar y acabar el día, aunque ni siquiera se den cuenta de que esas cosas están hechas por alguien que les ama, y sólo sienten la falta cuando ellas no están.

Moraleja 3: bueno sería si las mujeres en este día se tomasen vacación de las labores domésticas, sin previo aviso, para que “alguien” note que “había sabido hacer algo importante para mí”.

4. Detesto a las mujeres que gozan de los privilegios del poder y creen que no se lo deben a nadie más que a sí mismas, porque cada lugar ha sido conquistado por el sacrificio y lucha de muchas mujeres de las que no se sabe ni sus nombres.

Moraleja 4: “el diablo no sabe para quién trabaja”.

5. Detesto a las mujeres que se hacen cómplices del machismo por cómodas, que juegan al juego que lo perpetúa haciéndose “dependientes” de los afectos, los halagos, el dinero, el confort que les ofrecen sus hombres eventuales, haciéndoles creer que ellos son los dioses.

Moraleja 5: “detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer (que lo soporta complaciente)”.

6. Detesto a las mujeres que viven cada día con el único objetivo de complacer los clichés de la “mujer perfecta”, porque son quienes jalan el carro para atrás y encima se benefician de lo que las otras hacen por avanzar.

Moraleja 6: A pesar de ellas, seguimos avanzando.

En suma, en este día internacional de las mujeres, gracias por los besitos, las florcitas, las salteñas y los arrumacos, pero yo preferiría el básico respeto que me merezco por intentar ser yo misma cada día, a pesar de todo.

Saludos,

Jenny

Algunas de las iluminaciones pertenecen a PADEP/GTZ.

1 comentario:

Raven Z dijo...

Mis respetos por el trabajo que desempeña Jenny, y para dar mi simple opinión, creo que si aun existen desigualdades de género en estos días, es porque ambos géneros perciben el ser mujer como una "condición".
Yo realmente no me percato de mi "condición" de mujer hasta que me la recuerdan con alguna broma torpe sexista, o tengo que escoger al baño al que debo entrar, o cuando en vez de decirme: "porque no piensas en tu posición yo creo que estas exagerando" y me dicen: "pobre loca con síndrome pre-menstrual".
Ojala un día esta idea se difunda en el campo o donde no llegue la educación, que el ser mujer es un placer mas que un estigma o tradición de esclava y objeto sexual, mucho menos una “condición” para superar cualquier ambiente en el que haya nacido.
Tal ves sea una idea simplista y utópica, pero los problemas de género se resolverían si ambos géneros antes de respetar la “condición” de cada uno como hombre o mujer, respeta su “condición” de ser humano.
Como siempre un gusto leerte.
Saludos.