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sábado, agosto 12, 2006

El juglar del caos





“El juglar frenético en su proporción áurea se suicida en su vihuela,
en el modo casi ceremonial de ajustarse a la abstinencia”.
(XXVIII, Autorretrato acodado, 2006)


1. Autorretrato acodado (La Paz, 2006) del poeta tarijeño Jorge Ortiz Sánchez (1956) es un libro impronunciable que causa vértigo y fatiga. Todos los poemas fueron elaborados para generar en el lector casual la pérdida del sentido e incluso la pérdida de la noción de entendimiento. Aún más, es abiertamente antiintelectual y antiletrados.

2. Se ha escrito Autorretrato acodado para desafiar la envergadura castiza de los libros de poesía. Su autor no cree en ninguno de los poetas señoriales (llámese Saenz o llámese Cerruto) que han acaparado grandes extensiones de terrenos poéticos para usufructuar de la autoridad y del prestigio que otorgan las letras.

3. Como Arturo Borda o como Gamaliel Churata, Ortiz Sánchez ha ideado su propio modo de escribir poemas. Su estilo poético es a través de estrofas y no de meras palabras. Su narración abundante y procaz es lo más original que hay en La Paz cuando casi todos los poetas bolivianos han sucumbido ante las miniaturas verbales de Alasitas o las veleidades de Charles Baudelaire, los silencios de Alejandra Pizarnik o las paradojas de Paul Celan.

4. “Literatura de confección y mentiras piadosas”, la califica el poeta como queriendo acentuar aún más el gesto amenazador de Autorretrato acodado. Amenazador porque en esta obra emergen las vísceras del cuerpo, las enfermedades espirituales que dan asco o las malandanzas que desgarran las esperanzas del ciudadano de a pie.

5. La ironía de Ortiz Sánchez es, en esta línea, demoledora, porque si vamos a seguir su juego, el arte de confección que ha hilvanado Autorretrato acodado es un germen espartano para jaquear el castellano retorcido y tautológico creado por Jaime Saenz, que en la actualidad se ha convertido en el único software exportable de Bolivia hacia América latina, los Estados Unidos de Norteamérica y algunos países de la Unión Europea.

6. En Autorretrato acodado una sola palabra lo ocupa todo y sigue abarcando aún más: el caos. El autor ha encontrado en ese dominio su cósmica energía, su fuerza, su delirio y su provisional infierno: lo grotesco. Pero un grotesco lleno de bichos, lagartijas y culebras. No obstante, Ortiz Sánchez es un sartus resartus de lo lóbrego y profundo.

7. Autorretrato acodado se dirige a todos los lados, porque su centro de atracción y repulsión está en cada recóndito lugar que hay en el ser humano. A pesar de contar con media docena de verbos castellanos, el poemario de Jorge Ortiz ocuparía todos los vacíos que ha dejado la literatura última boliviana.

8. Más grotesco que barroco, la única fascinación verbal de Autorretrato acodado es la adverbial tautología de su autor. Como el buen Franz Tamayo, Jorge Ortiz Sánchez ha descubierto la palabra más profunda de todas las lenguas: el yo y en dicho nudo nos ha anudado.

K.

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